La reforma fiscal, más que necesaria para ordenar las finanzas, tendrá que discutirse. Pero como muy bien dijo el ministro de Economía, Miguel Ceara, el momento no es para hablar de nuevos impuestos.
Después del tiempo que se ha esperado para acordar el pacto fiscal sería una insensatez abordar la discusión en condiciones tan precarias para el país. Por las circunstancias las autoridades han tenido que conceder múltiples facilidades a los contribuyentes a fin de que puedan reponerse de la agobiante caída de los ingresos.
Cuando las condiciones lo permitan es claro que habrá que abordar la reforma fiscal para regular tanto los ingresos como los egresos. Por ahora, como dijo Ceara Hatton, basta con la supresión o fusión de entidades y hacer más eficiente el gasto.
Hablar de reforma fiscal es una indolencia, pues es más que sabido que las condiciones no están dadas para ese paso.