La República Dominicana tiene dos motivos para permanecer en alerta: uno por la aproximación del huracán Beryl, ya de categoría cinco; y el otro motivo por la profundización del estado de violencia que continúan imponiendo las bandas armadas que dominan el territorio del vecino país.

Pese a la llegada de los efectivos de la fuerza multinacional que encabeza Kenia, las bandas continúan su accionar criminal y violento, dejando ver que no hay solución para la paz en Haití, mientras la Comunidad Internacional, sobre todo los EE. UU, Canadá y Francia, no modifiquen su posición actual de indife­rencia ante el drama haitiano y se decidan a intervenir con mayor nivel de coope­ración, con el fin de pacificar y ordenar la vida del pueblo haitiano.

Solo en un asalto a una comisaría de Puerto Príncipe este fin de semana pasado las bandas unidas asesinaron a 20 haitianos, en un abierto desafío a las reducidas fuerzas interventoras. En esas condiciones se hará imposible que Haití recupere la paz necesaria y la rehabi­litación de la institucionalidad del Estado.

Por ese motivo nuestro país ha de permanecer en alerta y reforzando cada vez más el control fronterizo para evitar que las escaramuzas vandálicas de los grupos armados haitianos no traspasen los límites fronterizos.

Gobierno y Sociedad Civil nacionales deben hacer todos los esfuerzos para mantener la integridad de la nación dominicana, amenazada por la situación haitiana y por algunos sectores de la propia Comunidad Internacional.

La otra alerta es frente al paso del ciclón Beryl, cuyos efectos dañinos se habrán de sentir, especialmente, en las provincias del Sur profundo, donde se esperan los mayores volúmenes de agua, así como las más fuertes ráfagas de vientos.

El Comité de Emergencia y las máximas autoridades del Gobierno han dispuesto las medidas de socorro previstas para estos eventos, a manera de mitigar los efectos negativos dentro de las poblaciones más vulnerables, que son por lo regular las más afectadas por esos eventos naturales.

Las entidades públicas están bien entrenadas para la realización de los “ope­rativos” de emergencia. En esta ocasión esperamos que tengan los mismos niveles de eficacia para restablecer los daños que podría causar el fenómeno natural.

¡Alerta y organización son las consignas del momento!

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